En los últimos años, los avances tecnológicos no han dejado de crecer, siendo cada vez más los ámbitos susceptibles de aplicar dichos avances con el objetivo de incrementar la productividad y la eficiencia. Sin embargo, continúan existiendo sectores relacionados con los servicios, en especial aquellos vinculados con el cuidado de las personas, en los que todavía no se está usando la tecnología de forma intensiva o no se está aplicando de forma adecuada, existiendo por lo tanto un amplio margen para la mejora. Las sociedades actuales, con índices de envejecimiento cada vez más elevados, necesitan soluciones habitacionales, que, junto con el uso de las TIC y las potencialidades de la eSalud, permitan abordar la problemática asistencial que rodea a las personas mayores, para que éstas no queden excluidas de los avances sociales y las mejoras en los niveles de bienestar. La pandemia producida por la COVID-19 ha impactado con más énfasis sobre las personas mayores, que han sido las más perjudicadas por sus efectos Se ha puesto de manifiesto que las personas más afectadas fueron aquellas que residían en residencias de mayores o geriátricos, mientras que las que vivían en otro tipo de domicilios se vieron mucho menos afectadas. Por ello, parece lógico pensar que el adecuado uso de las TIC, especialmente en el ámbito de la salud -eSalud-, y los nuevos modelos habitacionales mejor adaptados a este colectivo y sus necesidades, pueden contribuir de forma significativa a conseguir un envejecimiento más activo. Pero para que esa contribución sea efectiva y eficaz, creemos que es necesario reformular y reorientar determinadas políticas, programas e intervenciones publicas que actualmente no están orientadas a ese objetivo. El deterioro físico y/o mental asociado al avance de la edad y la pérdida de autonomía que de ello se deriva, son aspectos que hacen que las personas mayores sean uno de los colectivos que está permanentemente en el punto de mira de los servicios sociales, servicios de atención domiciliaria y servicios sanitarios de Atención Primaria. A esto, habría que añadir las importantes desigualdades de género que se están produciendo en este ámbito, y que requerirían introducir la perspectiva de género aplicada transversalmente al envejecimiento activo, resaltando la centralidad de la eSalud y la vivienda como ejes fundamentales para corregir y mejorar la situación actual; pues tal como se ha podido observar durante la actual pandemia, se han revelado como dos elementos esenciales para mejorar la vida de las personas mayores. Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, este grupo de trabajo pretende atraer ponencias que analicen, entre otros, los aspectos siguientes: 1) el uso y el impacto de los nuevos modelos habitacionales orientados a favorecer un envejecimiento más activo de las personas mayores (marcos conceptuales y normativos, experiencias nacionales e internacionales, modelos de convivencia, conectividad usos tecnológicos, participación social,…); 2) la eSalud y el uso de todas sus potencialidades (telemedicina, telediagnóstico, teleasistencia...) y; 3) ponencias que combinen las anteriores políticas, o cualquiera de ellas, con otras políticas sociales susceptibles de contribuir a la mejora del bienestar de este grupo poblacional y/u otros colectivos vulnerables. Si además, en dichas ponencias se tiene en cuenta la perspectiva de género, se estarán consiguiendo todos los objetivos que persigue este grupo de trabajo.