La Inteligencia Artificial (IA) está destinada, entre otros campos de actuación, a trabajar para la
seguridad de la información. Una protección que debe enfocarse en gestionar los mayores
riesgos que provienen de mundo digital, a través de las Redes de Comunicaciones y Sistemas
de Información (ciberamenazas).
La Ciberseguridad no es un problema tecnológico sino un problema estratégico y de gestión de
riesgos. Es imperativo implantar un proceso continuo de gestión del riesgo, orientado a la
protección de la información y de la reputación de las organizaciones y estructuras del país.
Conocer los riesgos que existen y cómo mitigarlos es fundamental para la defensa nacional. La
IA debe ser parte activa y prioritaria, por parte de los Órganos de Dirección, en la defensa
nacional y personal.
La IA será una herramienta fundamental, una verdadera arma de defensa durante los próximos
años, en el ámbito de la seguridad, enfocada al descubrimiento del último reducto de
seguridad en la identidad de las personas, el comportamiento humano, que es la última
defensa en la protección de la información.
El procesamiento de la información será, en poco tiempo, ámbito único de tratamiento por
parte de las IA de las organizaciones. El problema es la enorme cantidad de datos que poseen y
recopilan constantemente y que será necesario tratar adecuadamente para gestionar, no sólo
la seguridad, sino incluso la constante petición por parte de los usuarios de mejorar sus
experiencias de usuario con las diferentes aplicaciones.