Desde que en 1977 se despenalizó la práctica del juego de azar las políticas públicas sobre esta actividad han variado considerablemente pues de una actitud de control y represora se ha pasado a otra muy diferente de fomento puesto que produce pingües ingresos fiscales a todas las administraciones públicas. Hoy día el peso económico de esta actividad es considerable. Junto a ello en la actualidad se está produciendo un importante aumento de las posibilidades de participación gracias a los nuevos canales que las TIC´s ofrecen. El juego en línea presenta problemas: posible fraude fiscal, blanqueo de capitales, acceso a él de colectivos problemáticos (menores de edad, ludópatas, etc). Asimismo, la desaparición de los monopolios y la apertura al sector privado de las actividades "estancadas" (loterías, apuestas deportivas)obliga al regulador a adoptar nuevas disposiciones y actitudes. Como ejemplo, baste hacer referencia al posible establecimiento de complejos de ocio que junto al juego de azar comprenden actividades de hostelería y centros de congresos que están obligando a la Comunidad de Madrid y tal vez al propio Estado a la modificación de aspectos importantes de la legislación vigente.