Las administraciones públicas están utilizando las redes sociales digitales (RSD) como instrumentos para abrir los gobiernos y aproximarse a la ciudadanía (Criado y Rojas-Martín, 2013). Potencialmente, las redes sociales suponen una importante evolución de la innovación tecnológica en las administraciones públicas. Su introducción podría contribuir a mejorar la relación entre la ciudadanía y las instituciones, ya que permiten la comunicación bidireccional (Mergel, 2012). Representan un paso adelante respecto a los medios de comunicación tradicionales, ya que las redes sociales favorecen la creación de contenidos por los propios ciudadanos de manera individual o colectiva (Bertot et al., 2012) y la creación comunidades virtuales (Criado y Rojas-Martín, 2015). El elevado grado de difusión de estas tecnologías sociales entre las administraciones públicas contrasta con la heterogeneidad en su desarrollado. Efectivamente, recientes estudios nacionales e internacionales muestran que aún queda mucho trabajo por hacer para poder alcanzar los ambiciosos objetivos que se pretenden alcanzar con su implantación (Mickoleit, 2014; Welch y Feeney, 2013; Bonsón et al. 2012; Agostino, 2013; Mossberger, Wu y Crawford, 2013; Ellison y Hardey, 2014; Sharif, Troshani y Davidson, 2014; Mainka et al., 2014). Esta ponencia quiere contribuir a este campo de estudio mediante la presentación de un modelo analítico que permita comparar el grado de desarrollo de las redes sociales digitales en base a tres dimensiones de análisis: institucional, organizativa y medioambiental. Para ello, se plantea un modelo elaborado a partir del marco “Enacting Electronic Government Success” (Gil-Garcia, 2012). Este modelo teórico neo-institucionalista, aplicado al estudio del gobierno electrónico, se inspira en los trabajos previos elaborados por Jane Fountain (2001).